La vida, el Pasatiempo, son viajes, ¿algo acaso no lo es?
Hemos leído que el parque aparecía en las antiguas guías de viaje o que era una colección de curiosidades que los hermanos García Naveira veían en sus visitas a distintos países. Desde hace meses mis compañeros Dani Lucas y Raúl Otero me iban abriendo los ojos y mi forma de ver este aspecto ha cambiado. Varios catálogos de escultura franceses llegarían desde el país vecino hasta Betanzos y terminarían sirviendo para que Don Juan escogiera las fuentes, bancos, verjas y esculturas que llenarían cada rincón del parque. Ese viaje de un objeto tuvo vital importancia para que el Pasatiempo fuese como fue, en cierto aspecto quizá más que los personales realizados por Juan.
En 1899 Juan y Jesús García Naveira recorren buena parte de Europa con su amigo Rogelio Borondo, este último lo traslada a las páginas de su "Memorias de un viaje improvisado" creando una herramienta indispensable (y soporífera) para estudiar el Pasatiempo.
La emigración de dos jóvenes Juan y Jesús a Argentina, el traslado de leones de marmól de Italia a Betanzos y de Betanzos a Covadonga, medios de transporte de hormigón como el dirigible, los barcos, el teleférico, la avioneta, los transportes fantásticos... con los que dejarse llevar por la imaginación, es éste otro concepto de viaje, todo eso y mucho más es el Pasatiempo.
Pero volvamos a Francia, una de las naciones punta de lanza del arte, antes, durante y después de los años dorados del Pasatiempo. Permitidme intentar haceros recordar la historia de una original serie de viajes.