sábado, 27 de septiembre de 2014

Historias de Galicia (La Voz de Galicia, 31 de marzo de 2013)


Artículo de La Voz de Galicia


EL PASATIEMPO DE BETANZOS

Los pies se hundían en la ceniza y resbalaban, dificultando La ascensión. Los dos hermanos, con 60 y 56 años a cuestas y los pulmones implorando oxígeno, tuvieron que admitir resignadamente la ayuda de varios mocetones «con aspecto de bandidos». Remolcados por sendas cuerdas y empujados por la espalda, lograron alcanzar el cráter del Vesubio y asomarse a la boca del monstruo que lanzaba «ruxidos aterradores» y bocanadas de humo envueltas en vivas llamaradas «que semellaban o mesmo inferno».

Nunca las dificultades amedrentaron a Juan y Jesús García Naveira desde que, recién superada su adolescencia de humildes labradores de Betanzos, embarcaron hacia Buenos Aires. Allí, sin más respaldo que el trabajo ímprobo ni más conocimientos que los adquiridos en noches de vela y estudio, forjaron capital y cultura. Y no dudaron, en cuanto les sonrió la fortuna, en desparramar ambos dones, a manos llenas, sobre su tierra natal.
En octubre de 1899, los dos hermanos emprenden viaje por Francia, Suiza e Italia. Los acompaña su amigo Rogelio Borondo, un indiano enriquecido en la Patagonia, ahora en función de minucioso cronista de la expedición. Durante casi dos meses exploran parques, cementerios y laberintos, auscultan museos, palacios y catedrales, visitan la tumba de Napoleón, la casa de Miguel Ángel o la modesta vivienda donde Dante Alighieri compuso su Divina Comedia, suben a la torre Eiffel inaugurada diez años antes, bajan a las catacumbas y escalan la falda del Vesubio.
Pero no son turistas avant la lettre: los lugares visitados y las obras de arte contempladas acabaron, como apunta Xesús Fraga en el pórtico del relato de Borondo - Memorias dunha viaxe improvisada - , «dunha forma ou outra, no Pasatempo». Toda aquella experiencia, en forma de piezas adquiridas durante el viaje, representaciones alegóricas, imitaciones o reproducciones en mármol o cemento, quedará plasmada en el parque temá tico a cuya construcción dedicó Juan García Naveira media vida; los cuarenta años transcurridos desde su regreso de Argentina en 1893 hasta su muerte en 1933.


CUATRO FUNCIONES

El Pasatiempo, una magna obra de jardinería, arquitectura, escultura y cerámica que ocupaba 90 hectáreas de terreno, no era un mero pasatiempo o simplemente «el capricho de un indiano», como lo definió algún autor. Cumplió cuatro funciones que, en gran medida, cubrían lagunas originadas por la deserción de los poderes públicos.
Primera: proporcionó trabajo a docenas de obreros - hasta 200 en algunos momentos - durante su construcción. Contribuye a frenar la hemorragia migratoria, provocada por una agricultura de subsistencia aplastada por la ley de rendimientos decrecientes. Los trabajadores tenían derecho a un seguro de accidentes y a reserva del puesto de trabajo si encontraban un empleo mejor remunerado. A cambio, estaban obligados a aprender a leer y a escribir en la escuela fundada por los hermanos García Naveira.
Segunda: el Pasatiempo constituía, en la palabra autorizada de Luis Seoane, “un parque enciclopédico”. Un instructivo «libro de pedra» que ofrecía un abigarrado conjunto de saberes, desde los inicios de la civilización hasta los últimos avances tecnológicos, desde el sacrificio de Tupac-Amaru o los bustos de cien papas hasta el Canal de Panamá o el moderno aeroplano.
Tercera: el abono de la entrada al parque -los betanceiros no pagaban un céntimo- ayudaba a sostener el patronato benéfico-docente fundado por los hermanos.
Cuarta: el Pasatiempo era la utopía de Juan García Naveira. Su manifiesto vital. La proclamación física de las convicciones que presidieron la existencia del autodidacta y filántropo, ferviente católico y masón de avanzado ideario social, que «dignificó el dinero» y dio «una maravillosa lección de amor al terruño y amor al prójimo», como escribió Tomás López de la Torre en una nota necrológica publicada en La Voz de Galicia.


EL DEDO DE JESÚS

Siempre me había intrigado la composición de la estatua que preside la plaza Irmáns García Naveira, en Betanzos. Durante algún tiempo asume la versión leída en alguna parte: el dedo de Jesús apunta directamente a la hospitalaria Argentina, tierra de promisión para centenares de miles de gallegos.
No es así. Pero la interpretación correcta resulta aún más fascinante. La facilita José Crespí Rodríguez, en un ensayo atractivo desde el título: «El Pasatiempo: un modelo utópico de ordenación». Para comprenderla, es preciso resituar la estatua de los dos hermanos en su ubicación original: en la entrada de los jardines y de espaldas al acceso principal.
Juan, con un auricular arruinado al oído derecho, escucha atentamente algún mensaje. ¿De quién? Crespí nos lo aclara: de la estatua de la Caridad, emplazada en otro rincón del parque. Está representada por una joven que amamanta con su pecho al anciano padre exangüe. Como en el perturbador cuadro de Rubens, pero con una diferencia: la Caridad del Pasatiempo sujeta un micrófono. “De hecho», escribe Crespí, «ambas estatuas forman una única escena en la que los hermanos reciben instrucciones de la Caridad para realizar su labor filantrópica». Y esa labor se materializa en el punto del paisaje que indicaba el dedo de Jesús: allí se encontraba “el edificio de la institución asilo escuela promovido por ellos para socorrer a los ancianos y educar a los niños».
De la ingente obra social realizada por los hermanos García Naveira y de su legado da cuenta fehaciente la investigación de Santiago de la Fuente García. Lavaderos, asilo de ancianos, escuelas municipales, refugios para niñas discapacitadas, Casa del Pueblo para las organizaciones obreras...
Cumplieron con creces los mandatos de la Caridad. Pero en la cúspide del Pasatiempo, que se iba desplegando en sucesivas y ascendentes terrazas, el visitante encontraba un grupo escultórico distinto al de la entrada. Tres estatuas culminaban la magna obra: la de la madre, la del propio Juan con su nieto en el regazo y la Justicia. Pasado, presente y futuro, presididos por la justicia. Tal vez, según Crespí, «la conclusión última de su vida».


Fernando Salgado









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domingo, 21 de septiembre de 2014

Historias de Galicia (La Voz de Galicia, 24 de marzo de 2013)

   Una interesantísima sección de La Voz de Galicia nos ilustra cada domingo con historias sobre nuestro pasado, su nombre, Historias de Galicia.
   En 2013 publicaron un par de artículos relacionados con el Pasatiempo, uno sobre los hermanos García Naveira y otro centrado en el Parque.
   Comenzaré subiendo el primero en aparecer (el 24 de marzo de 2013), el referido a Juan y Jesús García Naveira. Espero que os guste.



Juan García Naveira


Jesús García Naveira



Artículo de La Voz de Galicia


Los hermanos García Naveira

   Todos los porteños amantes de la noche y de la música conocen el Palacio Alsina, ubicado en pleno corazón de Buenos Aires. Pero muy pocos habrán reparado en las dos letras entrelazadas - una S y una G - que presiden su fachada. Tal vez ni sepan que, antes de ser templo del baile, el singular palacete diseñado por el arquitecto gallego Guillermo Álvarez fue almacén de prósperos comerciantes; la G de su frontispicio corresponde al primer apellido de los betanceiros Juan y Jesús García Naveira.

Palacio Alsina (Fuente: palacioalsina.net)


   Cuando el vapor de la naviera alemana Hamburg Süd atracó en el puerto de Buenos Aires, a finales de l909, nadie estaba esperando a aquel niño de apenas doce años de edad procedente de A Coruña. El crío, de nombre Román Agustín Pellejero Puga, fue internado provisionalmente en el Hotel de Inmigrantes de la capital argentina. Allí lo rescataron, días después, sus acaudalados parientes. La tardanza de estos estaba justificada: la carta que les advertía de la llegada del pequeño había viajado en el mismo buque que el desvalido emigrante.
   Román Agustín fue acogido por Jesús García Naveira, primo de su madre. Y su protector le facilitó la catapulta para la conquista de las Américas: toda su dilatada vida profesional, 65 años en total, la desarrolló en la firma comercial que Jesús y su hermano Juan habían fundado en 1875. Primero como aprendiz, después corno viajante y, finalmente, como vicepresidente primero y director gerente.


EN LA CUMBRE DEL ÉXITO

Pero eso ocurrió más tarde. Cuando el preadolescente puso sus pies en Buenos Aires y su mirada buscaba ansiosamente un rostro conocido, los hermanos García Naveira ya habían coronado la cumbre del éxito y comenzaban a desparramar su fortuna, filantrópicamente, sobre su Betanzos natal.
   Hijos de humildes trabajadores, los dos hermanos habían desembarcado cuatro décadas antes en Buenos Aires. Sin más equipaje que su tesón, su capacidad de sacrificio y el espíritu altruista que guió toda su existencia. Tal vez mas desamparados aún que Román Agustín, cuyo hijo - Román Eduardo Pellejero Magri - establece un estrecho paralelismo entre los tres emigrantes: “Mi padre siguió los mismos pasos que sus parientes: estudiaba de noche y trabajaba de día. Vivian muy austeramente y ahorraban todo lo que podían”.
   Pellejero Magri, un experto meteorología marina y capitán de corbeta retirado, sugiere que el primer oficio de los Naveira consistía en transportar víveres y mercancías al “naciente y prometedor interior de la provincia de Buenos Aires”. Suministradores de los “almacenes de ramos generales” que surtían de ropa, botas, ponchos, guitarras herramientas de trabajo a los colonos del campo argentino. Merece la pena reproducir la vivida y evocadora descripción que Pellejero Magri ofrece de aquellos viajantes:
   “En las primeras épocas, viajaban con pintorescos guardapolvos de lino crudo, gorra y antiparras y se comunicaban por el telégrafo del ferrocarril. Iban con sus enormes arcones y valijones, de pueblo en pueblo, e incluso grandes estancias que tenían su propia tienda-proveduría. Llegaban a los pueblos y apeaderos de la línea férrea y los pasaban a buscar carretones en los que cargaban todos los bultos. Pernoctaban en esos pueblos y estancias, llevaban los muestrarios de temporada adelantada y tomaban los pedidos. Los viajantes eran los portadores de noticias frescas de Buenos Aires, eran agasajados y hasta se les solicitaba ser padrinos de algún recién nacido”.
    ¿Fue este el origen de la primera plata atesorada por los García Naveira? La hipótesis, a falta de apoyo documental, resulta verosímil. De hecho, en 1875, apenas un lustro después de la llegada de Juan — Jesús lo haría poco después—, nace García Hermanos y Compañía, firma que abastecía de artículos de importación a los almacenes que iban brotando a medida que los colonos expandían la “frontera” del vasto territorio argentino.
   La empresa cambió varias veces de nombre, en función de la incorporación de nuevos socios y cambios en la titularidad de las acci0nes. La denominación García Hermanos cedió el testigo a Sangrador, García y Cia., firma que dio paso a Sangrador, Etchegaray y Cia., para finalizar su trayectoria más que centenaria bajo Ia razón social de Etchegaray, Arriarán y Compañía.


EMBLEMÁTICA SEDE
   A comienzos del siglo XX, Sangrador y García levantan el emblemático edificio de la calle Alsina, buque insignia de la firma comercial. Y encargan su diseño al arquitecto Guillermo Álvarez Pérez, un ourensano de Cortegada cuya obra arquitectónica dejó huella perenne en la sodomía de Buenos Aires y cuya generosidad regó su tierra natal del Ribeiro. El palacete de Alsina no fue uno de sus proyectos menores: en 1922 sería galardonado por el municipio porteño.


Palacio Alsina (Fuente: palacioalsina.net)


   Pellejero Magri, que correteaba de niño por los pasillos del establecimiento, recuerda su esplendor “Varios pisos, con galerías, barandas de hierro forjado muy trabajadas, dos increíbles ascensores revestidos de madera labrada, y al fondo, un gigantesco vitral, desde la planta baja hasta el cielo raso, varios pisos arriba, con la imagen de la Torre de Hércules, que era una de las marcas registradas de la empresa».
    A los hermanos Naveira les faltó tiempo para disfrutar de la magna sede. El día de la inauguración, Juan era ya un indiano -había retornado a sus eidos en 1893- afanado en levantar el espinazo a Betanzos.
    Y Jesús había fallecido en 1912 a consecuencia de un accidente de tranco. Mejor suerte corrió el niño que, en el puerto de Buenos Aires, constató con el corazón encogido que nadie lo esperaba: en 1977, el año de su retiro, ocupaba el puesto de mando de la firma Etchegaray, Arriarán y Compañía.

Fernando Salgado



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miércoles, 17 de septiembre de 2014

Plano del parque del Pasatiempo (estado original)

   Retomamos un enlace al que ya me refería en la anterior entrada.  La web del cronista oficial de Betanzos. En él aparecía un plano que se veía a duras penas, lo he rehecho con un programa de diseño y este es el resultado.




   En futuras entradas trabajaré sobre este mapa con fotos que aclaren "qué había en donde" en la parte no conservada, así como un plano más detallado de la zona conservada (este último en la línea de los que aparecen en las múltiples guías subidas con anterioridad)

   En el informe de 1986 aparecido en este enlace veo varios datos curiosos que no hacen sino aumentar mi desconocimiento y sorpresa ante el Parque y el sinsentido que lo devoró tras 1914.

  1.  "(El Pasatiempo) ...conserva ... algún banco de las calles; la casa de entrada, de suma importancia y que, por cierto, exige un arreglo inmediato, pues se encuentra sin techumbre y en parcial ruina, únicamente están en pie sus muros"

 2.  "Como sugerencia, añadiremos que los estanques que se recuperen pueden disponer de agua suficiente y corriente, merced a la fuente del Escorial..."

   Ser consciente de que en 1986, hace dos días como quien dice, aún se conservaran elementos que ya no existen me lleva a la lógica suposición de que en las obras de su reconstrucción fueron demolidos o quizá retirados a sabe dios donde. En fin, la capacidad de errar del ser humano no conoce límites. Si alguien puede aportar información o fotos sobre estos elementos ya sabe, de la fuente del Escorial es la primera noticia que tengo.

   Una tontería, hace unas semanas cumplía un año este blog. Espero subir pronto todo lo que encuentre y no repetir "celebración" para el año. Saludos a todos y gracias por seguir el blog, cada día somos más, es un orgullo saber que a muchos de nosotros nos interesa este olvidado rincón.