domingo, 22 de mayo de 2016

La Escuela Moderna - abril de 1916 Núm. 296 (Excursión escolar por Galicia)

   En 1916 el sistema educativo se estructuraba de la siguiente manera:

  • Primera Enseñanza impartida en las escuelas y de carácter gratuito.
  • Segunda Enseñanza, impartida en institutos, otorgaban el derecho a examinarse para obtener el grado de Bachiller en Artes (imprescindible para principiar las enseñanzas facultativas y recomendable para optar a las enseñanzas superiores).
  • Enseñanzas facultativas (inicialmente Filosofía, Derecho, Ciencias, Medicina, Farmacia y Teología), que se impartían en las Universidades, daban acceso al título de Bachiller, Licenciado y de continuarse, al título de doctor.
  • Enseñanzas Superiores, impartidas en las Escuelas Superiores para títulos de Ingeniería, Bellas Artes (Arquitectura, Pintura y escultura, Música...), Diplomática y Notariado.
  • Enseñanzas Profesionales que se impartían en centros específicos para títulos de Maestro de primera enseñanza, Veterinario, Profesores mercantiles, Náutica, y de Maestros de Obras/Aparejadores/Agrimensores.



   La publicación "La Escuela Moderna" era, como indicaba su portada la "Revista pedagógica y administrativa de primera enseñanza". Por tanto, como vimos antes, se trataba del primer nivel de la enseñanza. Al final de la entrada os dejo algo más de información al respecto de esta publicación. Ligada al continuo intento de modernización que sufrió la educación en aquellos años, no podría estar más de actualidad. La educación es, sin lugar a dudas, uno de los puntos débiles de España.
   Pues bien, en su número de abril de 1916, nos narra de modo resumido una excursión por varios puntos de Galicia. Parece que no pararon en nuestro querido Pasatiempo, pero sí lo citan, parece que pasasen por cerca sin llegar a entrar. Se refieren a él con un curioso nombre, si bien hemos visto como se le llamaba "Pasatiempo", "parque del Pasatiempo", "Huerta de Don Juan" o "el Carregal", ahora vemos una mezcla de algunos de esos términos: "Pasatiempo Carregal". Esta referencia nos deja claro que el parque era un conocido referente turístico de Betanzos.


  
Pronto viene Paderne con su apeadero modesto, y la multitud de bajísimos parrales nos indica que nos aproximamos a Betanzos. Un túnel corto nos espera, y a su salida aparece la antigua Brigantina, con sus casas en informe montón, sus tejados negros y sus calles empinadas. El tren para y nosotros dirigimos la vista hacia el hermoso valle de la Magdalena, descubriendo la finca llamada «Pasatiempo Garregal», de los hermanos García, declarados filántropos de la histórica ciudad del Mandeo. El tren parte lentamente tomando la cuesta de las Angustias, para llegar a la estación Norte, en cuyo camino contemplamos el encantador Miodelo, lleno de casitas blancas y de admirable frondosidad, y la finca San Victorio en San Fid, propiedad del ilustre Cossío, en la cual el inolvidable Giner saboreó las dulzuras de Galicia.

* * *


   Revista profesional fundada y dirigida en su primera etapa por el profesor cordobés Pedro de Alcántara García Navarro (1842-1906), considerado el paladín en España de las Escuelas Normales y de Magisterio, que dedicó su vida a la formación de los maestros, la educación de la mujer y la divulgación de los conocimientos pedagógicos. Fue también el introductor en España de las enseñanzas de Friedrich Fröbel y estuvo próximo a la Institución Libre de Enseñanza. Comenzó a publicarla en abril de 1891 y se convirtió en una de las revistas que destacaron por la difusión de la cultura pedagógica y las experiencias e innovaciones europeas en esta materia, estando imbuida de un amplio espíritu científico, tal como han señalado S. Montes Moreno y M. Beas Miranda.
   
   Con una periodicidad mensual, es editada en números de 80 páginas y compuesta a una columna, a los que se suman suplementos semanales, que aparecen cada lunes, de cuatro páginas. Mientras que la revista inserta artículos de una gran variedad y de un gran plantel de especialistas, algunos traducidos, así como bibliografía, el suplemento está dedicado específicamente a disposiciones oficiales, documentos parlamentarios, anuncios de oposiciones y concursos, movimiento de personal, etc.

   De esta publicación se ha escrito que es un “bello monumento levantado por el magisterio español” y “una muestra elocuente de los grandes elementos de la cultura pedagógica que entre el profesorado germinaban” en nuestro país, formando sus colaboradores una larga nómina, entre los que se encontraron Urbano González Serrano, Francisco Coello, Leonor Canalejas y Fustegueras, Alejandro de Tudela, Gabriel Comas Rivas, Arturo Vega y Morales, Ángel Bueno o Rufino Carpena Montesinos, por citar sólo algunas de sus primeras firmas. Aunque se decía “extraña a todo interés de partido político, escuela filosófica y comunión religiosa”, estuvo “abierta a todas las opiniones”.

   Tras la muerte de Pedro de Alcántara en 1906, la revista inicia su segunda etapa, subtitulándose ahora “revista pedagógica y administrativa de primera enseñanza”, tomando su dirección Eugenio Bartolomé y Mingo (1839-1920), otro renovador de la pedagogía española, también fröbeliano y krausista, actuando como redactor-jefe Juan C. Arroyo y García. En esta época, sus suplementos los edita miércoles y sábados, en números de 16 páginas, dedicados a insertar las vacantes, los nombramientos o jubilaciones, etc. Entre sus colaboradores estarán, entre otros muchos, Eduardo Navarro Salvador o Augusto Vidal Perera.

   El tercer director de la revista será Gerardo Rodríguez García, impulsor del asociacionismo del Magisterio, que la orientará a contenidos más pragmáticos. Entre sus colaboradores de esta época se encuentran María Sánchez Arbós, Mercedes D’Abbondio y Manuel Bartolomé Cossío.

   Los primeros editores de esta revista, una de las mejores de su clase en Europa, fueron Gras y Compañía y posteriormente se hicieron cargo de su edición e impresión los sucesores de la Casa Editorial Hernando. La colección, formada por dos tomos por año, incluye índices al principio de cada uno. La de la Biblioteca Nacional de España comienza en 1892, siendo incompleta y careciendo de los años 1895-1896. Tras una larga vida, su último número corresponde al uno de diciembre de 1934 y su último director, Rodríguez García, gallego nacido en 1873, sufrirá un expediente de depuración y sus libros pedagógicos prohibidos tras la guerra civil.



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