lunes, 14 de septiembre de 2015

Hoja oficial del lunes (lunes 10 de diciembre de 1962)

   Investigando sobre el Pasatiempo siempre encuentra uno sorpresas y curiosidades que enriquecen aún más todo este trabajo.
   En esta ocasión os iba a presentar un recorte de prensa cuyo especial interés radica en haber sido escrito durante la etapa en que el parque cayó en el olvido. Corre el año 1962 y, ahí radica la curiosidad a la que hacía referencia antes, el regimen franquista sólo permite a un diario publicar los lunes. En 1925, y tras una huelga de periodistas en 1919, se cumple una exigencia del sector, conseguir que el lunes fuera un día de descanso. En esta situación, en 1962 sólo se permite la salida de un diario el primer día de la semana. ¿Qué nombre tenía el periódico?, pues uno muy evidente, Hoja oficial del lunes. En abril de 1982 se permite publicar los lunes a toda la prensa, con esta medida llega el final a tan curioso tipo de diario.





“EL PASATIEMPO”, DE BETANZOS

De aquel ciclópeo esfuerzo realizado por los Hermanos García Naveira (recordaremos siempre que el Pasatiempo e obra exclusiva de Juan García Naveira) en lo que se llama “El Pasatiempo”, de Betanzos, apenas queda más que el recuerdo. Un extraño parque, en el que se dan la mano lo grotesco y lo maravilloso es hoy corral, silveira, fango y miseria. Aparecen todavía restos de estatuas o esculturas de animales, de plantas y de hombres. Sería curioso juzgar con algún cuidado la vida y la muerte de “El Pasatiempo” brigantiño. Porque nada quiso ser tan grande para quedar tan pequeño en el espacio de unos años. Tan grande fue el entusiasmo creador y arbitrario de quienes lo hicieron como la actual destrucción.

“El Pasatiempo” visto hoy, en ruinas, no se sabe si es la penitencia de una soberana soberbia o el resultado de una gigantesca actividad sin motivo. No se puede dar nada más absurdamente inútil que aquel titánico esfuerzo.

¿Por qué digo todo esto? Por una razón sencilla: “El Pasatiempo” fue, sin duda, el parque particular más ampuloso y singular del mundo. No sé lo que costó hacerlo. Pero lamento los millones de horas de trabajo que están perdidas en cada uno de los detalles de la gigantesca obra. Porque no hay nada tan triste como ser ruina sin derecho. Y “El Pasatiempo” es muy joven para estar tan ido.

AUN SE PUEDE SALVAR ALGO
Una carretera cortó hace tiempo por en medio la finca. Y tampoco llegó a ser carretera, porque es otro desastre. Una plantación de lúpulo creció al lado de los gigantescos leones hechos en bloque de Carrara. Las manos sin piedad que hay en todas las barbaries, convirtieron el estanque en un fangal y los bustos se fueron para dar paso a juncos y espadañas. Y donde brotaban mil surtidores pacen ahora vacas suizas.
Para caer por completo en la más profunda sima de lo inconcebible, incluso “El Pasatiempo” ya no es pasatiempo, quizás fue concebido sólo como pasatiempo de quien lo ideó. Por curiosa paradoja, los innominables agentes de la destrucción fueron dejando indemne, tieso y vivo lo más absurdamente personal que tenía la finca.
Algo se puede salvar. Se lo dije al alcalde, Tomás Dapena, que me acompañaba. Y a ese gran hombre gigantesco de espíritu y de talentos que es González Cebrián. No les pareció mala idea. A la derecha de la carretera, donde están las cuevas con sus artificiales estalactitas y estalagmitas, sus pasadizos y corredores, hay un lugar de atracción para el turismo. Allí se puede preparar algo bueno, sobre la base del tipismo brigantino. Quizás se haga, porque “El Pasatiempo” no debe desaparecer del todo.


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