Para comprender bien lo que aquí analizaré es recomendable ver las entradas del blog en donde presento unos mapas del parque, así como el resto de entradas en que he ido desgranando cada rincón del mismo.
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Llegamos por fin a las cuevas. Llenas de simbología, de rincones, de secretos y de misterio, son el lugar que enamora tanto a los más pequeños como a los curiosos que buscan símbolos y pistas que les hagan entender qué fue realmente el Pasatiempo.
Unas recomendaciones para visitar las cuevas:
1 Llevad linterna.
2 Llevad calzado resistente al agua.
3 Id con CIUDADO, mucho cuidado.
4 NUNCA, NUNCA BAJÉIS SOLOS.
Hay zonas muy bajas y otras que os obligarán a ir muy agachados, ojo con llevar un golpe en la cabeza o con sufrir ataques de ansiedad.
Por razones de seguridad no recomiendo visitar el tramo que tiene una tubería en el suelo, un adulto debe de agacharse para entrar por él de lo estrecha y baja que es, indicaré bien en uno de los planos de esta entrada para que no pueda quedar ninguna duda.
Además de lo anteriormente expuesto, no recomiendo visitar este tramo porque en él existen unos refuerzos estructurales realizados en hormigón, si han tenido que arreglar algo, es que ese algo se habrá caído o roto, así que, todavía más precaución. Por último, yo NO leería esta entrada hasta haber visitado el resto de las cuevas (el tramo que os desaconsejo visitar, desaconsejado queda). Creo que lo que queda de texto podría chafaros la visita. Ir esperando encontrar esto o lo otro, anula el factor sorpresa, que es, sin lugar a dudas, el mayor valor de las cuevas. Esto va ser un spolier en toda regla, destriparé todo, bueno, todo lo que conozco, seguro que se me escapa mucho. Eso sí, si no seguís leyendo, un consejo, en las cuevas no avancéis ni un solo paso sin revisar bien a ambos lados, arriba e incluso abajo.
Refuerzos de homigón.
Las cuevas, como la vida, despliegan luces y sombras a nuestro paso. Luz que nos ciega si venimos de las sombras y oscuridad en la que no somos más que ciegos si venimos de la luz. Mucho mensaje y mucho rincón curioso en las entrañas de la Huerta de Don Juan. No os las perdáis.
Unas recomendaciones para visitar las cuevas:
1 Llevad linterna.
2 Llevad calzado resistente al agua.
3 Id con CIUDADO, mucho cuidado.
4 NUNCA, NUNCA BAJÉIS SOLOS.
Hay zonas muy bajas y otras que os obligarán a ir muy agachados, ojo con llevar un golpe en la cabeza o con sufrir ataques de ansiedad.
Por razones de seguridad no recomiendo visitar el tramo que tiene una tubería en el suelo, un adulto debe de agacharse para entrar por él de lo estrecha y baja que es, indicaré bien en uno de los planos de esta entrada para que no pueda quedar ninguna duda.
Se trata de un tramo de reducidas dimensiones y bastante largo. El suelo es peligroso al tener que pisar sobre esta tubería. Facilita caídas y resbalones, ya que suele correr por ella abundante agua. Habitualmente aquí entran los niños solos, aviso para padres.
Refuerzos de homigón.
(Parte 56) Cuevas
Debemos de partir del hecho de que no estamos ante unas cuevas naturales y que, para crearlas, se tuvo que llevar a cabo una compleja obra de ingeniería. Explicaré qué nos aclara el siguiente plano, la zona donde se levantó el parque contaba con dos caminos que dividieron el Pasatiempo en tres.
1ª La zona baja, prácticamente desaparecida.
2ª La zona de terrazas con el León Colosa, los estanques, los relieves...
3ª La zona superior, con la estatua de la justicia y los restos de edificaciones modernas.
La zona comprendida entre los caminos (en un gris más claro) es en la que construyeron las cuevas.
Por lógica, parece que el proceso constructivo fue el siguiente:
1 Se realizó un importante desmonte para lograr vaciar la ladera.
2 Posteriormente se comienzan a construir las galerías que albergarían las cuevas y los huecos donde irían los estanques.
3 Finalmente se rellenaría todo hasta alcanzar el aspecto final, prácticamente igual al actual.
Al respecto de si las cuevas suben hasta la Estación de tren de Infesta, si bajan hasta el río e incluso si llegan a Betanzos, no pienso rebatir las creencias populares de los mayores y de los betanceiros. Cada uno que crea lo que quiera. Basándonos en algo más que recuerdos y posibles leyendas urbanas, analizando cómo se pudo realizar el parque, yo creo que se trataba de una red de cuevas ubicada en una finca privada y que no conectaban con ninguna otra. ¿Construiría Don Juan una taquilla para vender entradas, cierres caros de forja o altos muros de hormigón, para que pudiera entrar todo el mundo por las cuevas?, a mi esta teoría me parece descabellada e indefendible.
ENTRADAS
Existen tres entradas diferentes para acceder a las cuevas, cada una cuenta con una escalera que, bajando, nos conduce a ellas. Dos entradas están dentro de las dos grandes Grutas, la tercera en discordia está ubicada en la terraza del Árbol Genealógico, cerca del relieve dedicado al Canal de Panamá.
3 Entrada en la terraza del Árbol Genealógico.
RECORRIDOS
Todas las cuevas están conectadas. Existen varios accesos que llevan a una única galería. Hay múltiples ramales, unos mueren sin salida, otros giran sobre sí mismo llegando al lugar de partida, pero siempre, siempre, formando parte de un único recorrido.
En el anterior esquema vemos una serie de indicaciones que nos permitirá orientarnos y concoer un poco mejor las cuevas.
Entrada 1
La más cómoda y amplia de las entradas, de hecho podemos entrar de pie, está en la Gruta de la Recoleta. Bajamos unas escaleras y llegamos al nivel del suelo del nivel 1, es decir, el de la Gruta de la Recoleta o el Invernadero. Al acabarse los peldaños giramos a la derecha y vemos un pasillo recto. Todo este tramo está muy bien iluminado ya que la pared de nuestra izquierda cuenta con abundantes entradas de luz, ventanas y aperturas, que permiten el paso de luz y aire desde el interior del Invernadero. Al menos tras la rehabilitación, creo que ya era así en origen, los vidrios están tintados y colorean la luz. Aquí entra el factor juego de parque, el observador que no es observado, desde las cuevas tendremos más veces esta situación de auténtico voyeur.
Animales
En la pared opuesta, es decir, la derecha según nuestra dirección de avance, veremos multitud de animales, representaciones semejantes a los ya conocidos del Estanque de la Gruta y la Gruta de la Recoleta.
1 Elefante
El Elefante apenas se aprecia. Está formado por la misma piedra que la pared y apenas destaca. Las fotos tampoco son una maravilla, el relieve de la oreja, la trompa y el cuerpo se aprecian mejor en persona. Por desgracia el vandalismo se ha cebado hace años con el parque
2 Camello
El siguiente animal es un camello, se distingue algo mejor por que se usó una piedra diferente a la del resto de la pared. La verdad es que salvo el ojo y las dos jorobas, el resto del cuerpo podría pasar inadvertido.
3 Dromedario
De nuevo un animal hecho en piedra. En esta ocasión se distinguen claramente los contornos y los volúmenes. La cabeza, y sobretodo el ojo, son las partes más definidas. Se ven claramente las dos mandíbulas, la oreja y restos de lo que parece poder ser el ojo de vidrio original. ¿Brillarían estos ojos al pasearse por las cuevas con linternas? la especulación de lo que podría ser el Pasatiempo en origen siempre nos dará pie a imaginar.
4 Camello
El último animal que veremos en este tramo de cueva será de nuevo un camello. Está en una zona peor iluminada, pero se distingue perfectamente, quizá para compensar el problema de visibilidad, decidieron emplear cantos rodados. Las patas, la cabeza y las dos jorobas se distinguen perfectamente, de nuevo vemos la solución empleada para el ojo, un círculo de cemento que en medio contenía vidrios que simulaban los ojos.
El camino se oscurece al quedar atrás las aperturas del Invernadero, gira levemente hacia la izquierda y el terreno baja en pendiente, se formó un hueco en el medio de la cueva, perfecto para trastabillarse y caer. Este problema necesita una reparación antes de que haya algún percance. Si el parque está en un desastroso estado de conservación, las cuevas, que no se ven, están peor.
Dejando atrás esta curva encontramos de nuevo luz, una apertura sobre nosotros nos permite ver el primer cruce de caminos, algo eminentemente simbólico. Nuestra libertad de decisión, el ser dueños de nuestro destino, aparece como tantas veces ocurría en el parque con las escaleras dobles. Si seguimos de frente podremos encontrar una gran sala sin techo, una plancha de entramado metálico de acero inoxidable (tramex) nos permite ver sobre nuestras cabezas la gran mesa de piedra que se encuentra entre los escudos de las provincias argentinas y el invernadero, sin duda es uno de los rincones con más encanto del parque.
Dentro de esta estancia podemos ver un banco adosado a la pared que encontramos de frente, un nuevo animal en la pared de la izquierda (parece ser una llama) y a la derecha tenemos una gruta bajita con una tubería en el suelo y otra en la parte alta, sí, la cueva por la que desaconsejé entrar.
La llama está hecha con las mismas piedras que la Jirafa y el Elefante de la Gruta de la Recoleta y los animales del Estanque de la Recoleta. ¿Podríamos estar viendo en las cuevas un auténtico estudio previo de materiales que sirvió para decidir cómo serían las figuras de la superficie y por eso cada animal es diferente?
Sarcófagos
Si no hubiéramos entrado en este espacio, podríamos haber continuado hacia nuestra izquierda, pasando por debajo de una nueva apertura en el techo.
Justo frente a ese tragaluz que permite entrar aire y luz desde el techo, encontramos una tumba antropomórfica. Citaré el artículo del Anuario Brigantino (Espenuca: inscrición, edificios e lugares máxicos de Xosé María Veiga Ferreira y Juan Sobrino Ceballos) para saber el posible origen de dichas tumbas:
"No entorno da igrexa de Espenuca non puidemos ver ningún sartego excavado na rocha, aínda que hai quen di que siguen ahí pero están tapados. Localizamos, eso si, tres sepulcros antropomorfos exentos: un no Museo das Mariñas e dous nos pasadizos inferiores do Pasatempo en Betanzos. (...) Con respecto ós outros dous sartegos, (los del Pasatiempo) coñecíamos polas notas de Francisco Vales Villamarín, que había testemuñas de que dous sartegos foran levados por Don Juan García Naveira para o Pasatempo de Betanzos"
Al lado de la tumba tenemos unos escalones que nos llevarán más abajo. Tendremos un nuevo cruce de caminos. Podemos seguir o torcer a la izquierda. Tomando esta última opción, cruzaremos por debajo de la cara exterior del muro del invernadero. A mitad de la cueva encontraremos un nicho a mano izquierda, ahí podemos ver la segunda tumba de la que hablaba el artículo anterior. Sobre ella hay otro lucernario que está ubicado dentro del invernadero.
Pronto veremos abundante luz ya que a la derecha se abren dos huecos que nos permiten ver el Estanque de la Gruta. Al final de la cueva encontramos un banco de piedra pegado al muro. Volvamos a esos huecos, en el primero podremos ver, de espaldas, los restos de una de las tres figuras femeninas prácticamente iguales que existen en el Pasatiempo. Podemos ver en la entrada dedicada al Estanque del Retiro, la hipótesis que podría explicar qué representa la figura.
El segundo paso nos permite descender por unos escalones hasta el agua del estanque. El excesivo nivel del agua y la maleza impiden ver si estas escaleras podrían llevar a algún sitio, parece extraño que mueran, sin más, en el agua.
Ambos huecos cuentan desde hace unos años con una barra metálica horizontal que dificulta el paso.
Esta fotografía fue tomada estando el estanque drenado, por ello podemos apreciar los escalones.
Desde estas dos aperturas podemos ver la Boca de Hades, pero no hay forma de acceder a ella. Toca volver sobre nuestros pasos e intentarlo por el ramal que no seguimos en el último cruce.
CABEZA HUMANA
Continuando encontramos de nuevo un lucernario en el techo, escasos metros después vemos otro desvío a la izquierda, pero antes veremos quizá lo más inquietante del parque, una cabeza de hombre con gesto nada amigable, parece vigilar la entrada. Si fuese una película o un juego, diríamos que nada bueno puede haber al final del mismo. Pero, ¿acaso el Pasatiempo no es un enorme juego?
¿Y que hay al final de esa cueva?
LA BOCA DE HADES
De la que hablamos largo y tendido en su correpsondiente entrada. Poco antes de llegar a ella, veremos a mano derecha un nicho en el muro, semejante a una cama, la silueta de la Boca, con sus característicos tres colmillos, nos indica que estamos llegando al final, a la salida. Tratándose de una representación del infierno, nada bueno nos puede esperar.
Según dice el informe Elementos arquitectónicos. Inventario. diagnóstico e acción de conservación. Xan Casabella López y Xosé Díaz Vieites, existen una serie de piedras cúbicas, semejantes a las que existen en el Estanque de la Gruta, que permitían pasar de las escaleras que bajaban del orto lado del arco del estanque. Debido a la maleza y al nivel excesivo del agua, jamás he podido ver dicho paso.
Por esta salida, a menudo llena de barro y casi intransitable, es por donde debíamos de salir para sacarnos una de las fotos más míticas del paque.
Fotografía personal de Antonio Arnao.
Usé el pasado porque actualmente, como ya dije varias veces, la maleza y el nivel no dejan que la lengua de la Boca de Hades se vea. Una lástima. Nos contentaremos con fotos de primer plano del monstruo.
RESTOS DE MOLDURAS
En todo este trayecto, nos hemos cruzado con varios fragmentos de hormigón adosados a las paredes. Se trata siempre de fragmentos de piezas iguales a las empleadas en elementos exteriores del parque. ¿Una forma de reutilizar un descarte? quizá, aunque de nuevo podemos pensar en cierta simbología, en la oscuridad, en las entrañas, en lo más bajo del parque, hay sitio para lo que no tiene provecho, para lo que ya no vale y está roto.
ESTANQUE DEL RETIRO
Por último, recorreremos el tramo restante, desconozco hasta donde llega, pues su suelo lleno de barro y sus reducidísimas dimensiones hacen muy dificultoso avanzar. El trayecto sigue la curva existente en el Estanque del Retiro, justo en la zona del dirigible, la razón es que transcurre justo por detrás de este muro. Las numerosas aperturas circulares del muro son, de nuevo, entradas de luz y aire para las cuevas, imagino que la cueva acabará donde lo hacen dichos huecos, pero no puedo afirmarlo. Un día iré hasta el final, un día que me levante con mucho ánimo y vaya bien pertrechado.
Se aprecia a simple vista como cada apertura está más baja que las anteriores, del mismo modo va bajando el techo de la cueva, visitar algunas zonas de las cuevas es un auténtico ejercicio de contorsionista.
Entrada 2
La entrada más incómoda y claustrofóbica está ubicada en el pozo de la Gran Gruta (por esta entrada es por donde desaconsejaba entrar al comienzo de este artículo). Poco que comentar a mayores de lo anterior. Sólo destacaría la unión de la cueva que viene de la tercera entrada, un gran espacio abovedado con una extraña construcción en su parte alta.
Entrada 3
La tercera entrada no es muy cómoda, a las escaleras le faltan los últimos peldaños y esto exige bajar con cuidado, agarrándose bien y, por supuesto, con ayuda. Repito de nuevo, sobre todo en este caso, no bajéis solos. Encontraremos una cueva diferente al resto, si el tramo de la parte baja tiene varios elementos, el de la parte alta es un reducidísimo canal sin nada reseñable, esta cueva es amplia y bastante corta. A mano izquierda encontraremos un desvío, simplemente se trata de un engaño, llega un momento que aparecen dos caminos, ambos se convertirán en el mismo girando en torno a un pilar central. Por la derecha encontraremos una pequeña cueva sin salida y por la izquierda un hueco iluminado por el enésimo lucernario. Y ya, hasta enlazar con la cueva principal en el espacio abovedado no encontraremos nada, bueno, nada original de la época de Don Juan, ya que en toda la cueva vemos restos de iluminación artificial, cosas innecesarias y mal conservadas fruto de la pésima rehabilitación de los años noventa.
Fuentes:
Elementos arquitectónicos. Inventario,. diagnóstico e acción de conservación. Xan Casabella López y Xosé Díaz Vieites.
Anuario 2012, nº 35 Espenuca: inscrición, edificios e lugares máxicos de Xosé María Veiga Ferreira y Juan Sobrino Ceballos
Anuario 2012, nº 35 Espenuca: inscrición, edificios e lugares máxicos de Xosé María Veiga Ferreira y Juan Sobrino Ceballos
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