domingo, 23 de julio de 2017

La Voz de Galicia (23/06/2017)

   Ocupar la contraportada de La Voz de Galicia supone una ventana inmensa, una oportunidad única de transmitir algo. Si a esto le sumamos que es la contraportada del domingo, y que el artículo ha sido subido a la web de La Voz, tenemos todo el viento a favor de nuestra causa, hacer que la gente conozca, quiera y defienda al Pasatiempo.
   El tono y el mensaje del artículo es genial, pesimista y de protesta. Enhorabuena a Miguel-Anxo Murado por el cariño transmitido y por esos geniales dos últimos párrafos. En cuanto a la ilustración de la versión en papel no diré nada, me encanta el trabajo de Ed Carosía, un gran ilustrador. Y la fotografía de archivo empleada en la versión digital, en fin, una joya que abajo comentaré.

Además de dejaros el enlace a la web de la Voz (CLICAR PARA IR AL ENLACE), dejo el texto aquí debajo para ir aclarando algunos errores.


El Pasatiempo

Esta extravagancia de filantropía y optimismo ilustrado de Betanzos lleva agonizando desde la muerte de su creador en 1933

La Wikipedia nació en Betanzos. Fue en 1893. Los hermanos García Naveira, que se habían ido a Argentina como jornaleros y habían vuelto convertidos en magnates navieros, hicieron lo que muchos indianos ricos retornados entonces: plantaron la clásica palmera y construyeron colegio, asilo, lavadero y círculo recreativo obrero. Don Juan, uno de los hermanos, tenía una ambición a mayores: una enciclopedia. Así que se compró nueve hectáreas de un terreno improductivo a los pies de la villa y, como en Ciudadano Kane, de Orson Welles, se dedicó durante décadas a llenarlo de estatuas, réplicas de edificios históricos, relieves didácticos, casa de fieras, invernadero, jardín botánico... Para ello empleó a todos los pobres y parados de Betanzos, con sueldo y comida, y unos profesores que venían al final de la jornada para enseñar a leer y escribir a quien quisiera.
La idea del parque del Pasatiempo, que fue como se llamó esta extravagancia de filantropía y optimismo ilustrado, era la de toda enciclopedia: dibujar un mapa mental del mundo y el conocimiento. La idea era que, digamos, un niño de Betanzos, viendo un dinosaurio en piedra (1), o la Muralla China, o un aeroplano, o un buzo, se infectase con el deseo de saber, viajar y conocer. No era tanto la sabiduría como la curiosidad el regalo que don Juan quería hacer a sus vecinos y a los visitantes ocasionales.
Esta semana estuve en Betanzos y paseé una vez más por la melancolía del Pasatiempo, que lleva agonizando desde la muerte de su creador en 1933. Pleitos de herencia, la guerra (2) y el descuido fueron transformando en una selva lo que fue una celebración del racionalismo. Aunque también, en cierto modo, incluso entonces siguió teniendo su sentido. Porque en su caos decadente el Pasatiempo era una alegoría apropiada para el mundo de después de Hiroshima, Auschwitz, el Gulag y el 36. Alguien arrancó la réplica de la verja del palacio de Versalles para venderla como chatarra (3). Los grandes escritores y pensadores de la avenida de los Álamos fueron cayendo de sus pedestales (4). Y sobre los paneles didácticos que explicaban las virtudes del ciudadano trepó la hiedra como una araña. Caminando por lo que queda, el profesor Carlos Teijo, que es betanceiro, nos explicaba lo fascinante, y a la vez inquietante, que era para los niños de su generación saltar la valla y meterse de noche aquel lugar lleno de fantasmas: la réplica del estanque del Retiro (5) colmatado de hojas secas, el León Colosal de piedra (6) volcado y hecho pedazos, la avenida de los Emperadores Romanos colonizada por las zarzas y las culebras (aclara que los Emperadores Romanos fueron retirados del parque por el propio Don Juan, años antes de su muerte).
Hoy pasear por O Pasatempo es como hojear un libro al que se le han arrancado muchas páginas. Y sin embargo, todavía es posible leer en él una historia, la de la fe en el futuro y la instrucción. Los conocimientos que imparte ya solo evocan una dulce nostalgia, pero la curiosidad que inspiran sigue siendo la que quería su constructor.
Se han hecho muchos intentos de recuperar el parque. Ahora mismo hay en marcha uno que, tanto si tiene éxito como no, parece que será el último; puesto que al Pasatiempo, sin una solución integral, ya no le queda mucho tiempo. Merecería la pena que las autoridades hiciesen un esfuerzo, y no solo porque el Pasatiempo, que figuró de forma prominente en las guías turísticas de hace cien años, tiene el potencial para atraer visitantes. Pienso que hay algo más profundo en la necesidad de salvar esa enciclopedia. El mundo en el que nació el Pasatiempo, y el mundo que representa, no existen ya. Se los ha llevado la brisa del tiempo y las decepciones. Pero el mundo que aspiraba a crear, en cambio, todavía está por llegar. 


     1 Los dinosaurio están hechos con mortero de cemento, quizá con ladrillo en el interior.
     2 La guerra civil no dejó huella en el parque a nivel físico, su estado en 1947 era espléndido. Habría que pensar más en un aspecto social.
     3 La reutilizaron como verja los dueños del Pazo de Armuño.
     4 No existe rastro alguno de esta parte del parque, quizá no haya existido y se deba a alguna mala interpretación de un visitante.
     5 El Estanque del Retiro no es una réplica del existente en el madrileño Parque del Retiro.
     6 Era un caparazón de mortero y estaba hueco.

Estudios Blanco


   Esta imagen de archivo nos muestra, sobre todo, una gran ausencia. Por un lado vemos mucha más maleza que la que existe actualmente, agrada ver que en algunos aspectos la conservación ha mejorado. El cartel que cuelga de cadenas en la esquina inferior izquierda de la imagen, sirvió, durante años, para evitar la degradación de esta zona del parque, el mosaico de teselas de la isleta y el de cantos rodados del corredor perimetral del estanque. Sería muy importante reponerlo y concienciar a la gente de por qué no debe de bajar.

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