domingo, 23 de octubre de 2016

a-39 Estatua de la Justicia a-40 Estatua de una monja y un niño a-41 Estatua de Don Juan y su nieto

   Aún a riesgo de resultar pesado recordaré en cada una de las entradas referidas a las diferentes zonas del parque lo siguiente:

   Para comprender bien lo que aquí analizaré es recomendable ver las entradas del blog en donde presento unos mapas del parque, así como el resto de entradas en que he ido desgranando cada rincón del mismo.

***

      Seguimos el recorrido por los elementos del parque alcanzando por fin la parte más alta del mismo. Estamos en las terrazas cuarta y quinta.





(Parte 53) Estatuas de los niveles cuarto y quinto.

   La tercera terraza, la del León Colosal, estaba delimitada en su extremo oeste por uno de los dos muros que cerraban el segundo camino que dividió al parque. El primero, recordemos, se encontraba en el lugar que hoy ocupa la carretera que divide el parque histórico del nuevo. Don Juan diseñó una curiosa forma de conectar ambos parques, había que subir por el Pabellón hasta la segunda planta y pasar, a través de una pasarela de madera, hasta la primera terraza (la de los estanques, Retiro, y Recoleta). En el segundo camino, todos los visitantes creerían poder pasar sobre él a través del Mirador Chinesco. Aunque ya no se conserve nada del mismo, parece, en función de lo que de él sabemos, que, al igual que con el nuevo mirador, no tendríamos más salida del mismo que hacia la terraza del León. Por lo tanto el visitante tendría que buscar otra forma de acceder a las terrazas superiores. Éstas se ven perfectamente desde el mirador, ¿estamos ante otro de los juegos que dispuso Don Juan en su parque?


   Aunque en este detallado relato que voy planteando en todas estas entradas, parece que llegar a tal o cual lugar del Pasatiempo es muy sencillo y directo, el parque es en sí un juego, un enorme laberinto por el que se suben y bajan escaleras, se atraviesan pasadizos, se recorren cuevas... Creo que ya no me queda ningún rincón del parque por conocer, a pesar de mi pasión por él y de haberlo visitado en multitud de ocasiones, tardé casi 15 años en descubrir todos y cada uno de sus rincones, y estoy seguro de que aún me llevaré alguna sorpresa, ojalá.
   Pero volvamos a esas dos terrazas superiores, bajando a la gran cueva de los pilares árboles y las estatuas de los dinosaurios, podríamos acceder, a través de un paso subterráneo, a la escalera que nos llevaría a la cuarta terraza. Accederíamos a través de una pareja de columnas, de las que por desgracia apenas quedan nada. ¿Se trata de un nuevo guiño a la masonería?, podríamos estar ante ese pórtico del Templo sustentado por dos columnas, zona de pasaje que separa la Logia de los Pasos Perdidos (mundo profano).



   Estamos ya en el cuarto nivel, hemos ascendido poco a poco en el conocimiento del que nos hace partícipe Don Juan a través de su parque enciclopédico. La sencillez de estas últimas terrazas sólo es comparable, en cierta medida, a la segunda, en dónde tan sólo contemplamos a Eros y Psique, el árbol del Genealógico del Capital y finalmente el muro de los viajes. Me gusta plantear este cambio de diseño de la mano del proceso vital que estaría atravesando el propio Juan García Naveira. Seguramente estas terrazas fueron compradas e intervenidas en los años 20, Juan ya rondaría los 70 años, en menos de un década morirá (1933) y tras la gran guerra, la muerte de su hermano y con una situación política y social tensa, no cuesta imaginar el cansancio de un hombre adulto y la desilusión ante varias facetas de la realidad. Si no cansancio, sí al menos denota un cambio de perspectiva ante todo, incluido su gran obra personal, el Pasatiempo. Quizá el tener nietos, el haber desarrollado una prolífica actividad en numerosos campos como el empresarial, el constructivo, el benéfico-social... le permitieron vivir sus últimos años con un sosiego que le alejaría, a la hora de diseñar estas terrazas, del recargado estilo del resto del parque. U puede que por aquel entonces disfrutase más con la sencillez y con el retorno a los juegos infantiles de la mano de sus nietos. Tampoco cuesta imaginar que simplemente Don Juan murió sin poder completar su Pasatiempo. Acaso la muerte no sorprende a todos en mitad de la vida, con planes a medio ejecutar. Hipótesis.

Don Juan jugando con uno de sus nietos a lomos de un burro.


  Veamos por qué hablo de sencillez en esta terrazas. Los dos niveles superiores tienen una gran extensión y sin embargo tan sólo hay tres esculturas. Si bien la escalera que nos ascendía del tercer nivel al cuarto nos obligaba a atravesar un pórtico formado por dos columnas, la escalera que ascendía hasta la quinta y última terraza pasaba entre dos estatuas. De nuevo queda claro que Don Juan quiso mostrarnos sus valores, como ocurre en otros lugares del parque, nos alecciona con esos principios en los que cree. En esta ocasión, repito, ya siendo anciano, tan sólo nos muestra dos figuras, como tantas veces ocurre, el paso de los años te hace centrarte en lo importante y apartar la atención de lo superfluo o de lo que te pudo haber desilusionado.



(Fuente: «EL PASATIEMPO»en los ojos deLOTY (1927-1936) de Juan Antonio Rodríguez Arnao)

  A la izquierda vemos una alegoría de la justicia que representa la fuerza moral de los sistemas judiciales. Aunque no aparece la balanza que equilibra verdad y justicia (habitualmente situada en la mano izquierda), vemos otros elementos que sí nos hacen saber que se trata de la Justicia: los ojos vendados de la diosa romana Fortuna (el destino) y la espada de Némesis (la venganza) en su mano derecha representando la firmeza y la fuerza de la ley. De nuevo tenemos una referencia a las culturas clásicas, aunque en este caso se deba a que este tipo de alegorías siempre tienen sus raíces en multitud de relatos, dioses y diosas de antiguas culturas. No es fácil de explicar la inclusión de la antorcha en la mano derecha, elemento que nos hace pensar en otra alegoría, la de la Libertad, y en otra escultura del Pasatiempo, la de la Patria.


   La otra figura que flanquea el paso a esta última escalera es una representación realista. Seguramente se trate de una de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados (congregación religiosa fundada en 1872 y dedicada al cuidado y atención de los ancianos de ambos sexos, pobres y desvalidos), se encuentra acompañada por un niño al que le falta una pierna. Se trata de una religiosa de las que rigieron el Asilo García Hermanos desde su fundación en la primera década del siglo XX. ¿Qué venía a representar esta nueva escultura?, la ayuda, el auxilio, la bondad, de nuevo la caridad, no ya la representación de la Caridad romana que vimos en la parte baja del parque, si no una representación familiar para todos los betanceiros, tomando forma a través de una de aquellas monjas que tanto bien hicieron por las gentes del Asilo y las Escuelas.



   Don Juan también quiso dejar constancia de quien había construido el parque. En múltiples ocasiones pudimos ver los rostros de integrantes de la familia García Naveira, ésta será la última de esas autoreferencias. Un Don Juan ya anciano corona todo el conjunto del parque. En una actitud poco orgullosa o grandiosa, el creador del parque aparece sentado en un sillón, con las piernas cruzadas y sobre una de ellas uno de sus nietos. Parece claro que se representa el típico juego del caballito, dónde el adulto, moviendo arriba y abajo la pierna, logra hacer que el niño sienta como que cabalga a lomos de un caballo. Que forma más tierna, bonita y familiar que poner punto y final a esta huerta en la que tanto quiso representar, este rincón de Betanzos que tanto y tan bueno supuso para sus vecinos. Un abuelo anciano disfrutando de la compañía de un su nieto, quedan atrás representaciones artísticas, referencias a ideales, materiales caros o belleza. El broche final a este parque escultórico es una escena que desentona por completo con el resto, una escena personal que quizá represente lo realmente importante para Don Juan o para cualquiera de nosotros, el amor hacia los nuestros, vecinos, amigos, familiares...

Se ve perfectamente las dos barras de acero que servían de unión entre la estatua y el pedestal. Recordemos que para lograr tener cohesión y que el cemento se resquebraje, es necesario contar con una armadura en el interior de todas estas esculturas de hormigón.


   Cabe destacar que las barandillas de ambas escaleras descritas en esta entrada, son iguales a la que cubría las espaldas del León Colosal, formadas por cantos rodados, configuran una especie de flores de cuatro pétalos. Actualmente se dispusieron, a mi entender equivocadamente, una colección de bambús a ambos lados de las estatuas, ocultando la belleza de la barandilla y empequeñeciendo el conjunto. Criterios discutibles y cuestión de opiniones, yo, humildemente, creo que no debe de haber elementos nuevos que roben protagonismo a los históricos.


   Por último, destacar que el diseño de estas escaleras es semejante a las del Asilo García Hermanos. Una rampa principal se bifurca en dos que suben respecto a la primera a 90 grados.




¿Qué material se empleó para construir estos elementos?

   Todos los elementos destacados en esta entrada están realizados en hormigón armado salvo las barandillas además del hormigón de los pasamanos, empleaba cantos rodados.



¿Cómo son actualmente estas estatuas?

   De nuevo debemos de lamentar el abandono y el vandalismo que han destrozado nuestro bien preciado tesoro. De las dos columnas sólo tenemos en pie la parte baja de una de ellas, la estatua de Don Juan desapareció por completo y las otras dos figuras han sido mutiladas. La Justicia no conserva nada de la espada ni la antorcha, el niño ha sido destrozado por completo, y a la monja le han sido arrancadas la cabeza y ambos brazos.




   El mal estado de conservación de ambas llevó a los autores de "<<El Pasatiempo>> O capricho dun indiano" a cometer algunos de los pocos errores que introdujeron en su libro, clave en el conocimiento del parque. Ellos creían que la monja vestía trajes tradicionales gallegos y que la Justicia portaba una balanza en su mano izquierda. No contaron ellos con la inestimable ayuda de la cada vez más numerosa documentación existente en torno al parque, en gran parte existente gracias al empuje que supuso para muchos su obra. En el Anuario Brigantino de 2015 contamos con la genial aportación de Juan Antonio Rodríguez Arnao, quien en dos artículos diferentes analiza sendas colecciones fotográficas. En su trabajo se desvela y analiza perfectamente la morfología y evolución de muchas de las piezas desaparecidas. De uno de sus artículos es la fotografía de esta entrada en la cual podemos ver perfectamente las tres estatuas.



   La quinta terraza fue empleada para un proyecto mal planificado e incluso sin un proyecto en condiciones, la Aula da Naturaleza y un enorme mirador metálico. Fueron desde el minuto uno dos estructuras condenadas al fracaso. Entraré más en detalle en una entrada futura donde analizar incluso las formas de actuar que llevaron a que la UE retirase las ayudas de las escuelas taller, además de criticar el absurdo empleo de importantes cuantías económicas mientras el parque estaba en auténtico estado de abandono. La mala fe e incompetencia de los políticos sale al ruedo una vez más.

   El mirador metálico, con piezas oxidadas y con riesgo de venirse a abajo, y las cristaleras del Aula da Naturaleza, convirtieron esta quinta terraza en una zona donde ir a fumar, beber, hacer grafitis... o a pasar peligro. Un rincón que poco a poco se fue llenando de basura y todo se fue viniendo abajo, literalmente, ante la inactividad política. ¿Qué medida tomaría un gobierno decente que respetase el valor histórico del parque y la integridad de sus visitantes?, retirar vidrios, retirar los numerosos elementos metálicos en avanzado grado de degradación y no dejar vedado el paso a esta zona, una auténtico esconder el polvo bajo la alfombra. Si alguna de las personas que suben habitualmente a esta zona sufriese un accidente, sería el Ayuntamiento de Betanzos quien debería de indemnizar los posibles daños que pudiese sufrir, no te exime de la responsabilidad esta valla de obra anclada a los pedestales de las estatuas, quien quiera pasa sin problema alguno. Y justo aquí quería venir a parar, esta valla, en un alarde de desprecio al parque, han sido atornilladas a las bases de las estatuas. Chapuza tras chapuza la de los gobiernos betanceiros.










Fuentes:

Anuario Brigantino de 1999: "Los Hermanos García Naveira y sus fundaciones" de Santiago de la Fuente García 


«EL PASATIEMPO»en los ojos deLOTY (1927-1936) de Juan Antonio Rodríguez Arnao


«EL PASATIEMPO» visto por Vega en 1947 de Juan Antonio Rodríguez Arnao


El libro "<<El Pasatiempo>> O capricho dun indianode Ignacio Cabano Vázquez, Mª Luz Pato Iglesias y Xosé Sousa Jiménez (pág. 57).

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